Futbol en el Polideportivo El Anden
El partido contra Las Anguilas se disputó en el andén a las 9 de la mañana. Caballito formó con Hugo en el arco; Nahuel, Ferni y Bruno en la defensa; Corque, Nico en el medio; Alan por la banda y Juanchi más adelantado. No era la mejor jornada: entre lesionados y bajas importantes el equipo llegó diezmado, pero igual se plantó con decisión a jugar.
El arranque fue parejo, con pocas llegadas claras y mucho juego en la mitad de la cancha. El primer golpe lo dieron ellos: tras un córner, una pelota suelta quedó servida para un remate desde atrás que puso a Las Anguilas 1–0 arriba. Sin embargo, Caballito no perdió la calma. Empujó con criterio, buscó adelantarse y, después de algunos intentos de Nico y Corque desde lejos, llegó la igualdad. Una corrida de Juanchi por la punta terminó en centro al corazón del área y Bruno, atento, empujó la pelota para el 1–1 parcial antes del descanso.
En el segundo tiempo, con los mismos ocho en cancha, el equipo fue al frente. Caballito insistió y tuvo algunas llegadas, pero el arquero rival respondió bien cada vez que fue exigido. Las Anguilas casi no inquietaban, pero en una jugada aislada, la defensa flojeó: un pelotazo largo, un rebote que Hugo alcanzó a tapar, y la pelota que quedó servida para el delantero rival, que la empujó para el 2–1.
El partido se hizo cortado por las constantes imprecisiones del árbitro, que terminó desbordando la paciencia de Caballito. Ya sobre el final, con dos jugadores menos por expulsiones, igual tuvimos la última: primero un palo y luego un disparo que pasó cerca y pudo haber sido el empate.
Más allá del resultado, Caballito dejó todo en la cancha. Fue un partido donde el esfuerzo y la entrega estuvieron, pero faltó el gol. La sensación quedó clara: era un partido más para empatar o ganar que para perder. El fútbol a veces es así: con pocas llegadas, el rival se lleva los puntos.
A pensar en lo que sigue y a seguir peleando, que Caballito nunca baja los brazos.
 
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